Varios crímenes atroces y una estela de luto ha estremecido al país en este 2025. Marzo, mes dedicado mundialmente a la lucha por los derechos de la mujer, fue aquí un calendario teñido de rojo. En apenas 31 días, al menos nueve mujeres fueron atacadas con saña. La mayoría no vivió para contarlo.
El horror tiene nombres, rostros, historias truncadas. Tiene dirección: casas donde una vez hubo amor, hoy convertidas en escenas de crimen. Tiene verdugos: casi siempre parejas, exparejas, familiares. Y tiene una constante: la impunidad que se enmascara en cada caso.
La más reciente tragedia ocurrió, en Vicente Noble, Barahona. Una mujer fue rociada con gasolina y prendida en fuego por su expareja. Murió consumida por las llamas, según informó la Policía Nacional. Aún no se ha revelado su nombre, pero su historia se une a una larga lista de víctimas cuya voz fue silenciada en el silencio de sus propias casas.
Ese mismo día, en Navarrete, Santiago, la joven María Esther Moya, de 28 años, fue acribillada a tiros cuando salía de su trabajo. El presunto asesino: un hombre que no aceptó que ella decidiera seguir su vida sin él. La rechazó y la castigó con la muerte.
Y el domingo 23 de marzo, en Hato Mayor, Noemy Ester Marte fue atropellada por el hombre que alguna vez dijo amarla. Ocurrió en plena vía pública, en la calle principal del sector La China. Horas después, el agresor apareció muerto. Su acto fue la última palabra en una relación que terminó con sangre.
Pero la tragedia había comenzado mucho antes.
A principios de año, Luis Jiménez asesinó a su pareja Meylin Arianny Marte Rodríguez y a su suegra Maricela Rodríguez Marte, de 51 años. Una escena de dolor que sacudió a toda una comunidad. Dos vidas inocentes, apagadas por una furia que nació dentro del mismo hogar.
Semanas después, en San Francisco de Macorís, el espanto alcanzó un nuevo umbral. Eddy de Jesús Camarena Martínez, de 28 años, atacó con un arma blanca a su madre, Milagros Altagracia Jiménez, de 61, y a su hija de apenas tres años. Ambas murieron en el acto. Su pareja también fue herida de gravedad y aún lucha por su vida. La casa donde vivían ahora es solo un recordatorio del horror.
La madrugada de este lunes, en el sector Jerusalén de San Luis, Santo Domingo Este, una familia entera fue masacrada. Un exmilitar de la Armada Dominicana, su esposa, su hijo y su suegra fueron asesinados a tiros por un hombre que irrumpió en la vivienda y disparó sin piedad. Cuatro cuerpos, un solo acto de odio, y otra comunidad enlutada.
Tres hogares destruidos. Tres escenas que se repiten con distintas voces, pero el mismo guion: la violencia que nace desde dentro, la que se gestó entre caricias y promesas.
Entre el 15 y el 19 de marzo, cinco mujeres más fueron asesinadas. Tres de ellas por sus parejas. Entre ellas, Noeliz King, quien murió durante una visita conyugal en la Fortaleza Santa Bárbara de Samaná. Su pareja le propinó varias puñaladas antes de quitarse la vida. Otro caso que escapa a la lógica, pero no al patrón.
En La Vega, Mayelin Castillo, de apenas 20 años, fue asesinada con un arma blanca por su cónyuge, Wilson Lantigua, de 32, en la comunidad Los Basora de Villa Cutupú. El agresor fue detenido. Pero Mayelin ya no está.
Y abril comenzó de forma desgarradora. El martes por la noche, en el sector Enriquillo de Herrera, Santo Domingo Oeste, un hombre mató a tiros a su suegra, Teresa Sánchez, de 48 años, conocida como "Tatica". El crimen ocurrió cuando ella intentó defender a su hija de los maltratos de su pareja. Tatica, una mujer reconocida por su dedicación y entrega a sus hijos, cayó abatida por el mismo hombre que compartía el techo con su hija.
El agresor, Eddy González, huyó del lugar y se entregó días después. Pero ya había sumado otra víctima a la estadística.