El Estado dominicano se erigió jurídicamente con la proclamación de su primera Constitución el 6 de noviembre de 1844 en San Cristóbal. Inspirada por las leyes de Francia, la Constitución de los Estados Unidos y la de Cádiz de 1812, esta primera Carta Magna articuló los principios políticos de los Trinitarios; quienes aspiraban a construir un Estado unitario, democrático y republicano, con la religión católica como pilar.
Aquel momento histórico fue marcado por tensiones y desafíos. Aunque los diputados constituyentes redactaron un documento con claras restricciones al poder presidencial; el General Pedro Santana intervino; logrando que se incluyera el artículo 210. Este controvertido artículo le otorgaba poderes absolutos para actuar en defensa de la nación durante el estado de guerra, un hecho que modificó profundamente el carácter de la Constitución.
La historia de la Carta Magna dominicana está llena de contrastes y cambios.
Desde la Constitución liberal de Moca en 1858 hasta la Constitución democrática de 1963, las reformas han sido un reflejo de las complejas dinámicas políticas del país. A lo largo del tiempo, el documento constitucional ha sufrido más de 100 modificaciones, muchas enfocadas en aspectos electorales, como la reelección presidencial.
Este legado jurídico, iniciado en San Cristóbal, sigue siendo un símbolo de la lucha por un gobierno civil y democrático en la República Dominicana.
Historia de Cambios y Reformas en la Constitución Dominicana
Desde su promulgación, la Constitución Dominicana ha sido testigo y motor de la historia política del país, con 40 modificaciones que reflejan los vaivenes de poder y las aspiraciones democráticas de su pueblo.
La más reciente, proclamada el 27 de octubre por el presidente Luis Abinader, incluye la “Cláusula Pétrea”, un candado que impide un tercer período consecutivo, subrayando el compromiso con la alternancia en el poder.
El Congreso Nacional, compuesto por la Cámara de Diputados y el Senado, ha sido el encargado de estas reformas, adaptando el documento a las realidades cambiantes de la nación. Inspirada en las constituciones de Francia y Estados Unidos, la Carta Magna ha servido como un marco fundamental para la construcción de un Estado democrático y representativo.
Desde las reformas de 1854, que limitaban el poder presidencial, hasta la Constitución de Moca de 1858, reconocida por su enfoque liberal y democrático, la historia constitucional del país ha sido compleja. El poder y la libertad han sido puntos de constante discusión y negociación.
A lo largo del tiempo, cada reforma ha marcado momentos cruciales: la creación del voto directo en 1907, la institucionalización del sistema bancario en 1947; la apertura hacia la doble nacionalidad en 1994, y la creación del Tribunal Constitucional en 2010. Cada uno de estos cambios ha respondido a las necesidades y tensiones de la época.
Las reformas recientes, en 2015 y 2024, reflejan un enfoque en la gobernabilidad y el fortalecimiento de la institucionalidad. Mientras que la de 2015 permitió la reelección presidencial por un segundo período, la reforma de 2024 busca asegurar la independencia del Ministerio Público y ajustar las reglas electorales, reafirmando la importancia de la estabilidad y la transparencia.
Esta crónica nos recuerda que la Constitución, aunque escrita, es un documento vivo, constantemente moldeado por el pulso político y las demandas de un pueblo que lucha por una democracia sólida y equitativa.